2 de noviembre de 2010

Total, yo me aguanto la indigestión-

Nunca escribí algo así, algo tan vivido segundo a segundo, tan detallado. Es malísimo, pero estoy lejos y me siento mal. Es hacer terapia conmigo misma.
Que horrible. Sinceramente hubiese sido muy humillante que alguien me viera en ese momento.  Encerrada en el cuarto con todo apagado, acostada en la cama y con  una toalla en la boca, mordiéndola con todas mis fuerzas. Luchaba contra el incontenible deseo de llorar, estaba peleándome conmigo misma y con mi nudo en la garganta. Tenía ganas de destrozar todo, en realidad tenía ganas de descargarme como normalmente lo hago (eso implica pegarle al colchón, rebolear almohadones contra las paredes, música bien fuerte y gritar) peor claro está, acá no lo podía hacer. Menos cuando estaba intentando que nadie se entere. La cuestión es que en la toalla ahogaba mis gritos, me descargaba en parte, algo tenía que hacer y no era la mejor opción salir del cuarto, como quien dice: montada en el caballo de San Martín, y gritarles a todos y generar una gran pelea y que se vayan todos al carajo, por mi. Creo que de la bronca más que nada, se me piantaron algunas lágrimas, pero las secaba rápido con la toalla. Como decirle a alguien que estuvo internada justamente por guardarse cosas para que todo el mundo esté conforme (con una mentira, eso es más que obvio) que no diga las cosas. Es complicado, es salud mental y física. Pero bueno sin embargo lo sigo haciendo y ahí nuevamente está la toalla, ahogando los gritos, nadie iba a escuchar. Nadie tenía que escuchar. Mamá entró a buscar un adaptador para su odioso secador de pelo y me preguntó si dormía (cuando vi que se abría la puerta me había tapado la cara con la misma toalla en cuestión) que pregunta estúpida mamá- le hubiese contestado. Si estaba dormida no le iba a poder contestar. Si estaba dormida y me despertaba de muy mala gana le iba a contestar que antes de que ella me despertara, si. Sin embargo le dije que si, aunque era evidente que no, quien duerme con una toalla en la cabeza? Me afirmo que no estaba durmiendo y me preguntó que me pasaba, porque mientras ella se bañaba me había escuchado discutir con su esposo. Le dije que nada que estaba todo bien, me preguntó si iba a ir a comer y le dije que si. Se fue al fin y empecé a desesperarme, las ganas de llorar eran cada vez más fuertes. LA PUTA MADRE ESTOY PERDIENDO EL CONTROL! No quería llorar, nunca quiero hacerlo y si embargo lloré muchísimo. Escuché que mi mamá le preguntaba a su esposo que había pasado conmigo, que nos había escuchado pelear. La concha, eso no tenía que pasar, está bien, era evidente que ella se iba a dar cuenta, pero no lo tenía que ir a contar. Seguía llorando, cada vez con más ganas de gritar hasta que escuché un: Martina, me venís a ayudar? Y ahora? Como hacía para salir? Ya voy- contesté con una voz que sonara bien me sequé bien los ojos y salí, no iba a tardar mucho porque iba a ser peor. Con la cabeza para abajo y todo el pelo mojado y sin desenredar (me había bañado y no me lo había desenredado) sobre mi cara crucé el comedor y mamá distraída con algo que estaba cortando me dijo: pelas los huevos? Genial! Me había tocado la mejor parte, pelar los huevos, eso implica la pileta de la cocina, de espaldas a la mesa donde estaban todos. Entonces me paré y empecé. Y otra vez me puse a llorar, en silencio claro. Que vergonzoso, que maricona al pedo. Me di cuenta que temblaba y eso no era bueno. Estaba e un grado avanzado de histeria. Cuando eso pasa me tiemblan las piernas y las manos, y me castañean los dientes. Como si tuviese frío. Terminé con los huevos y se me vino el mudo abajo, tenía que hacer algo más. Sino iban a ver mis ojos rojos. Puse los huevos en un plato y luego sobre la mesa y otra vez me di vuelta rápido. Vi un vaso y me puse a lavarlo. Que estaba haciendo? Eso no iba a llamar más la atención! Lavar un vaso porque si? Mamá y su esposo pelearon. Lógicamente se habían dado cuenta del todo. Mamá le decía que no le gustaba como me trataba. No escuché más. No me interesaba. Ahí tenía que saltar yo a decir todo lo que tenía que decir. Pero claro, lo mastico y lo trago, total la indigestión me la aguanto yo. Fui al tacho de basura a tirar no se qué y lo vi lleno agarré la bolsa las llaves del departamento y salí a tirar la basura. Una vez más: QUE ESTOY HACIENDO? Sacando la basura sin que me lo pidan una y otra y otra vez? Volví y mamá estaba en la cocina su esposo y mi hermano no se veían cerca. Mamá se sentó en la mesa, como para comer. Yo iba a copiarla pero le pregunté: los llamo? Me dijo que si entonces los llamé a comer. Volví y me senté en la mesa y esos 3 minutos fueron eternos. Las piernas me seguían temblando entonces las movía como al compás de una canción para distraer, estaba sentada sobre mis manos para controlarlas e intentaba mentalmente calmarme un poco porque así no iba a llegar a nada. Ella miraba por la ventana y yo miraba la mesa de madera. Tenía ganas de vomitar y de llorar. Para calmar el nudo de la garganta e iniciar algo de movimiento a esa escena tan estática me serví un vaso de jugo y lo tomé todo. Cosa de no tener oportunidad ni de hablar ni de llorar. Vinieron a comer y fue muy incomodo. Solo hablaban mi mamá y mi hermanito, el se esforzaba increíblemente por romper el hielo y eso me enterneció. Yo no comí, solamente jugaba con la comida en mi plato, la desparramaba hacia un lado y hacia el otro. Quien puede comer en este estado? Hubo un momento justo donde yo iba a soltar todo. Donde iba a decir lo que pensaba. Pero pasó. Como siempre. Como los trenes, dudas un segundo en subirte y ya cerró las puertas y solamente lo ves alejarse y estúpidamente decís: tendría que haber subido. Te santas en el andén y esperas otro.

2 comentarios:

  1. Continúo con tu metáfora:
    aunque no sepas hacia dónde va el tren, lo importante se subirte es que salís de la estación de mierda en la que estabas.

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  2. Te digo algo? No se si con la historia pero con la situación me sentí absolutamente identificada. Me pasa lo mismo, me trago todo, lo peor es sentir como baja y como te va lastimando. Una sola vez escupí todo y me salío el tiro por la culata. No me tenia que subir justo a ese tren.

    Te amo Marti.

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