26 de agosto de 2010

Es más fácil controlar el dolor físico que el emocional-

Estaban sepultadas bajo mi piel hacia tiempo, ya nadie las notaba, marcas que ya nadie veía, nadie se acordaba de ellas. Sin motivo alguno las recordé y sin motivo alguno las reviví. Brotaron a la superficie de mi brazo como si siempre hubieran estado ahí. A cada centímetro que trazaba como un dibujo con un lápiz donde mi piel hacia de papel, recordaba aquellos momentos, aquellas “viejas épocas” como suelen llamarlo. Eran buenas en parte, no sabía bien porque lo hacia pero me llamaba increíblemente. Ahora una cinta cubría las marcas del delito, facilitándome la parte donde todos preguntan que paso. Un rayón del perro, una erupción, una quemadura. Adrenalina de mentir con infinidades de cosas, nadie iba a mirar detrás de la cinta.

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