6 de diciembre de 2010

Lunes. Son las dos de la tarde y tendría que estar entrando en inglés. Rogando porque Miss Duris no aparezca, ella tan vajita, con su sonrisa de "voy a hacer que deje de gustarte el inglés" y con sus chalecos de lana. Duris hace 40 grados centígrados a la sombra. Y después Miss Soledad, la profesora mas charlatana del planeta, aveces hasta yo me cansaba de hablar. Y sin embargo son las 2 de la tarde de un lunes y yo estoy acá sentada, fingiendo que tengo inspiración (si es que alguna vez la tuve) y no voy a volver a tener a Duris y no voy a sentir deseos de sacar una metralleta en sus clases y no voy a charlar mas de viajes con Miss Soledad y no me doy cuenta de eso. No voy a tener mas a Madamme persiguiéndome con su francés o a Patricia con sus logaritmos o a Gustavo y sus quilombos económicos. Egresé y no me doy cuenta todavía. Yo me siento bien, casi que empecé las vacaciones (si no me llevara política, asique mis ganas de ametrallar la casa de la profesora siguen intactas) como cualquier otro verano. Y ya por los fines de febrero que empezaba a sentir deseos de ir al colegio y encontrarme con todos o estrenar la cartuchera nueva de tres pisos que me compraba cuando era chica y que pase una semana y ya a la segunda quiera estar de vacaciones otra vez y pensar "quiero terminar el colegio" y ahora lo terminé. La puta no siento nada nuevo... hasta que llegue febrero y tenga deseos de ver a todos otra vez y no pase. O cuando cumplís 18 y todos le dan tanta importancia y yo me siento igual. Son cosas legales las que cambian. Mi hermana se la pasa repitiéndome "que suerte que tenés, no vas más al cole, podés dormir hasta la hora que quieras" y yo no se si es tan así, acarrea tantas decisiones, tanta responsabilidad que siento que me pesa. Todos están atentos para ver que hacés y como te integrás en el mundo de los adultos. Y yo no quiero entrar. Como mi hermana diciéndome eso y yo preferiría que mi problema más grave sea si el chico que me gusta de mi grado está enamorado de otra chica. O como las confesiones absurdas que hacía en mi diario íntimo que encontré el otro día. La página principal decía "El diario de Martina y sus días P.D: no leer porque es solamente mío" y empezaba "querido diario, quería contarte que hoy..." le hablaba como a una persona y le contaba que me había peleado con una amiga o que mi compañero de adelante me había perdido una plasticola y que por eso no le iba a hablar mas. El otro día me acosté en el piso de mi cocina y vi cosas que nunca había visto. Se ve tan diferente el mundo desde ahí abajo. Y no puedo ir por la vida acostándome en el piso para verlo como cuando era chica. Aparte está en vos verlo como una basura o lleno de flores. Verlo como un niño o como un adulto. Verlo a tu manera. O mejor dicho vivirlo a tu manera. Mi mamá me dijo que no tenía registro muy importante de cuando egresó, peor si de cuando termino la facultad, que pensó en que nunca más iba a tener un examen. Yo tendré registro? Le contaré cosas importantes a mis hijos? No les podría hablar por ejemplo de cuando fue que dejé de hablar con mis peluches y eso fue un momento importante en mi vida yo les contaba todo y de un día para otro dejé de hacerlo. O de cuando dejé de ver a Clotilda mi amiga imaginaria. Así como no puedo hablar de eso tal vez no pueda hablar de mi egreso, o tal vez si, tal vez me marque demasiado. Como me marcó cuando empecé a crecer y veía que ya no me daban tantas ganas de jugar a las barbies o de jugar a ser un perro. Y veía a mis compañeras que hablaban de primeros besos primeros amores, te salían granos y te crecían las tetas, tenías que usar corpiño. Tantos cambios y la mayoría feos en su momento! Eso si que me marcó y empezaba a hacer cosas de grandes y me aburrían aveces. Y ahora es otra etapa como me repitieron mil veces mis papás y que se yo. Yo lo siento igual. Hasta que llegue febrero del año que viene.

No hay comentarios:

Publicar un comentario