22 de diciembre de 2010

Sus labios se apretaron contra mi mejilla y sabía que era la última vez que los iba a sentir. 
Y me decía adiós y ya nada de mi cuerpo estaba conmigo, mis fuerzas y mis lágrimas me abandonaban.
Sentía como al agujero de mi pecho se abría una vez más. Exponiéndome.
De una manera tan cruel me dejaba atrás, como si nunca hubiese aparecido en ese capítulo de su vida. En sus ojos todavía veía que me quería pero ya no podía sostener mi mirada con la suya. No quería verlo, no quería escucharlo. No quería sentirlo. 

Quería olvidarme de todo. Quería hacer como que nunca pasó. Prefería mentirme a mi misma. Quería parpadear y aparecer en otro lugar. Juntos, de la mano.
A su vez, quería que desapareciera de mi vista porque me dolía cada vez que respiraba a mi lado. Quería correr. quería estar en mi cuarto. Quería que pase toda la parte ridícula de la lamentación. La parte en que el agujero desaparece. Yo lo sabía, se veía desde antes. Y luchaba a contra corriente y seguía sonriendo. Y sin embargo vino con su verdad, la única verdad que yo no esperaba y me dijo "Te quise mucho" y me dio un beso. De que me servía que me haya querido mucho? Yo quería que ahora me quiera como siempre me había querido. Yo quería que me viera y sonriera. Quería verlo y que me tiemblen las rodillas cuando iba las primeras veces a su casa.
Se fué, me di vuelta y tambaleé.
Ya no tenía conciencia de mis pies ni de la gente a mi alrededor. Quería arrinconarme a un costado de la vereda con las rodillas en mi cara, cubriéndome y que nada mas me lastime. Suficiente por hoy.
La cadenita que siempre colgaba delicadamente de mi cuello, la que hacía un año atrás el me había regalado, ahora me pesaba. Cada uno de los delicados eslabones que rodeaban mi cuello sentía que me asfixiaban.
Y ahora leo tus cartas, porque soy masoquista, y parecen palabras mentirosas que se ríen en mi cara, se burlan de mi ingenuidad y me hacen saber que aunque te pongas un armazón y te niegues a enamorarte y te creas orgullosa o fría todos caen. Y es lindo. Y todos corren el riesgo de salir lastimados.

Lo peor es que soy orgullosa y pienso que vos no estás mal, pienso que soy la única que no puede mas. La única que jura no llorar.
Sabemos que todo lo que empieza termina, solamente que estamos en un éxtasis de locura y nos NEGAMOS A ACEPTARLO.

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